Una década. Viviana ahora vivía en la ciudad, tenía un auto compacto rojo y se había casado con un hombre, cuyo trabajo le permitía tener una casa con un diminuto jardín y pisos de madera pulida, dos perros y dos niños. Pero aún vivía en una región tropical, cálida y lluviosa, atestada de arañas.
Casi cada noche de los pasados diez años había sido lo mismo.
Mirando al mundo de cabeza, Viviana creía alucinar. Sus ojos desorbitados veían una enorme roca acercarse hacia ella, pero su mente no lo podía creer. Quizá la acumulación de sangre en su cerebro, debida a esa incómoda postura, la hacía delirar. Después de todo, había visto una araña gigantesca tomar una piedra negra y arrojársela con fuerza, luego de gritar: "¡Niña con trenzas!".
Cómo dar crédito a lo que vemos si positivamente lo sabemos imposible. Cómo esquivar un veloz proyectil de obsidiana si no hay manera de moverse, cuando se está envuelto como momia en filamentos tan sedosos como pegajosos.
Ya no gritaba, pero aún despertaba sudando.
Su marido era, a su vez, un emigrante urbano que se había ido a una metrópoli cosmopolita a realizar su sueño de una vida mejor.
Cada noche Viviana despertaba en soledad, con la creciente fobia incubada en su mente que con el transcurso del tiempo se revelaba recién como un grave impedimento psicológico. Miraba la foto en blanco y negro del marido sonriente y pensaba en cuándo volvería. Pensaba también en cuándo podría podar las plantas de su jardín, o mejor, dejar de pasar corriendo por él, por temor a encontrarse de frente con uno de esos temidos artrópodos.
Recordaba cómo algún transeúnte indiscreto había susurrado a un compañero de acera: "Buena, ¿no? Lástima que esté loca", sin entender que de las fobias infantiles, las más terribles y devastadoras son precisamente aquellas relacionadas con los insectos, esos pequeños y repulsivos animales cuya hegemonía en el planeta es indiscutible.
Habían sido diez largos años y estaba agotada. Pasaba por estados depresivos y tenía síntomas de fatiga crónica. Pero ella no lo sabía.
Un día, uno de sus hijos, el más pequeño, había atrapado algo en una cajita de cartón. Lleno de dicha fue a enseñárselo a su madre, alegando que era el animal más bonito que había visto. Sólo quería saber su nombre.
La madre tuvo un mal presentimiento. Cogió con cuidado la caja y se dispuso a quitarle la tapa y salir de dudas. Palideció, y su rostro crispado denotaba terror. Su labio inferior temblaba y sus ojos muy abiertos no pestañeaban; sus manos no soltaban la caja, que empezaba a trepidar.
Allí, en el fondo de la vieja caja de cereal, había una araña negra y diminuta que fingía estar muerta, con las extremidades dobladas sobre su abdomen. Viviana no podía apartar su mirada de ella, ni sus manos temblorosas de la caja. Reconoció en el abdomen del insecto la figura de un reloj de arena de un rojo brillante. Gritó destemplada. Arrojó la caja. El artrópodo cayó en su pelo y la mujer enloqueció. La histeria furiosa precipitó lo de otro modo evitable.
La araña corría hacia la rendija más próxima, pero su víctima no hacía más que mirar, a través de sus lágrimas, su meñique izquierdo adolorido.
No se pierda el desenlace. Este viernes 14-01-11 a las 13h00 (GMT -05:00)
ResponderEliminarSólo aquí en el Ático.
Interesante historia..me gusta la descripcion vivida q haces del entorno me parece estar alli.. y Viviana un poco cruel el juego pèro todos disfrutamos de alguna manera el sentirnos con mas poder q el resto (todos tenemos un lado oscuro)
ResponderEliminar"El alma colectiva de miles de arañas era una sombra siniestra que no se apartaría de su cabecera." sintesis de la historia,seguire leyendo la 2da parte.
Felicitaciones escribes muy bien.,captaste mi atencion
Me complace mucho que te agrade Carmita =)
ResponderEliminarCruel es el mundo, y Viviana está por comprobarlo, porque aunque no lo parezca,
lo es también.
Espero te gusten la parte II y el desenlace. ^^
Fobias.. siempre se incuban en nuestra mente a pesar de que tratemos de desterrarlas de mil y una formas..todos tememos a algo...y algunas veces el miedo se impone a la razon ... esta muy interesante tu historia,espero el deselance mi dear friend.
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