Un estudiante universitario tiene muchas oportunidades de
representar a su Alma Mater en función de sus conocimientos y habilidades.
Evidentemente, lo mejor sería hacerlo desde los proyectos e investigación desarrollados
con la guía de los docentes, a través de las diferentes asignaturas. Por
supuesto, están también el arte, la cultura y el deporte; todos ellos
espacios importantes dentro del quehacer universitario.
Luego está la representación política estudiantil que entiendo
se orienta a promover acciones que beneficien a los estudiantes y el desarrollo
de sus actividades. Pero a veces ese propósito legítimo se distorsiona, se
desdibuja... a veces pareciera que dejan de importar los valores y la ética que
se supone están para guiarnos y se da paso a una actitud utilitarista y
funcional al poder, y eso contradice el espíritu crítico que el académico buscó
desarrollar en el estudiante.
No pueden tener precio -o no deberían tenerlo- la seguridad
y la tranquilidad de saber que está uno haciendo lo correcto, lo justo, lo
ético. La reflexión sobre el camino a elegir debería considerar el bien común;
no sólo algún beneficio personal temporal, y muchas veces hasta incierto.
Hay cosas que no tienen precio... ojalá todos
pudiéramos identificarlas con claridad.
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Ático Antártico: Have a nice day! Déjame tu twitter y hasta podría seguirte. (Sujeto a cambios sin previo aviso). :) A.H.